Nuestro compañero Manu se estrena en esto de publicar crónicas de las carreras en las que participamos, con la 3ª Cursa de Montaña de Castellbisbal, que se celebró el pasado día 10. ¡¡Disfrutarla!!
Como no podía ser de otra manera, todo empezaría conmigo llegando tarde… con tiempo de sobra, pero tarde. Pero allí estaban ellos ya… con el dorsal en la mano y esperando a que llegara la hora. Yo todavía tenía que recoger el mío y se acercaba la hora de la salida de 25km. Pere me pregunto con cierto animo “¿Que vas a hacer hoy?” y mi respuesta fue clara: empezar suave para poder motivarme durante la carrera.

Su respuesta fue también fue muy clara “Te seguiré hasta donde pueda, lo siguiente es cosa tuya”.
A todo esto nuestro Sensei observaba. El sabe cuál es su ritmo y hasta donde va a llegar. Aviso a navegantes, la retirada no está en su vocabulario, no lo retéis!!
Una vez cambiado, a falta de 10 min, nos hicimos las imprescindible «fotos Morlacas». Y en la salida nos apoyaba Manu y Sergi, que participaban en la de 13km y la hora de salida era algo más tarde. ¡¡A todo esto mi cuñado no había llegado!!
Pistoletazo de salida o más bien «cohete de salida» y empezamos a subir por el asfalto de Castellbisbal, pero todo acabaría en un embudo de a uno, así que no hacía falta correr mucho, a no ser que quisieras ahorrarte eso. Tras dos kilómetros nos encontramos con la primera bajada complicada, pero situada en el pueblo, la cual retraso un poco el ritmo. La superamos sin problemas. Pere estaba detrás mío sin despegarse e íbamos a buen ritmo, pero sin forzar ya que no quería flaquear desde el principio. Así que cuesta que veíamos, andando; bajada que intuíamos, volando. Pero claro, eso a Pere le hacia cabrerar, porque una zancada mía y mi peso de bajada eran como tres de las suyas y era donde notaba que me alejaba mas.
Así me fue que casi en el km 6 tengo la caída más aparatosa de mi vida, menos mal que él no la vio. Iba más centrado en no caerse el, creo yo. Primer avituallamiento y como de todo… Plátano, naranja, sales, una «descarga de líquidos residuales» y a correr que nos adelantan.

No hable mucho con Pere, pero sabía que me seguía fuerte y que no muy lejos andaría nuestro Sensei con su propia cursa (ya tengo bastante con su hijo, Little Sensei, como para preocuparme de el… ;-)). Decidimos adoptar una posición creo que bastante adecuada, para la circunstancia. No vamos a ganar, así que no vamos a sufrir. No corras en las subidas y verás como en las bajadas y en los planos podrás adelantar… Y así fue. Personalmente creo que no me adelantó nadie en toda la carrera, bueno los de la 13km si, pero ellos tenían más prisa que nosotros…
Llegados al km 12 donde se separaban los caminos de ambas cursas, Pere ya no estaba conmigo. Se había quedado atrás en una subida. Espere unos segundos, me acordé de sus palabras y para adelante. Los kilómetros ya pesaban mucho y personalmente, el frío que hacia al principio de la cursa que se aproximaba al grado positivo, no tenía nada que ver con el «lorenzo» que nos acompañó durante toda la cursa, donde sobraba la térmica, el buff y algo mas…
Era una cursa que podías encontrarte llaneando por el lado del río con algo de arena y eso frena, por el lado de las vías del tren, con tu objetivo a lo lejos y eso motiva, o podías verte andando por mitad de la montaña de puntillas y con los gemelos avisando de están aquí y te pueden fastidiar la carrera.
Faltando unos 5 km para el final veo gente bajar a pocos metros de mi, ¡¡¡mierda!!! Todavía tenía que subir esa pequeña montaña, en la cual me encontré a una pareja de runners que no me los despegaba desde hace una hora. Llegas a puntos en las carreras que ya vas viendo las mismas caras, que al principio son de entusiasmo y al final se convierten en agotamiento. La mía no era muy diferente a la de ellos.

Ya falta poco, solo una pequeña cuesta de asfalto hasta llegar al polideportivo, pero mis ojos a lo lejos ven una camiseta Morlaca, era nuestro amigo Manu y su compañero Sergi. Un incomprensible afán de superación y alegría me acompaño en los metros finales y poder saludarles y por que no decirlo, intentar llegar el primero. Palmadita en el trasero y unos ánimos que me ayudaron aun más, pero lo mejor estaba por llegar.
Mucha gente no lo sabe, pero no hay nada mejor que después de haber sufrido, encontrar a alguien que te apoye. No importan los kilómetros, no importan las horas… Lo mejor que te puedes encontrar a la llegada es a la gente que aprecias y quieres, para darte apoyo y felicitarte por la llegada a la meta. Una vez llegado solo quedaba hacer la espera para que otros Morlacos sientan lo mismo tu, como Manu y Sergi que llegaban de la cursa de 13 km juntos y contentos de estar ahí. O como Pere que llegaba minutos después con ganas de lo mismo, porque le cambio la cara de repente, o eso fue al ver el bocata de butifarra, no lo sé. Minutos más tarde, a su ritmo y sin prisa y como ha dicho el, “siendo el más rápido de los lentos”, llegaba nuestro Sensei, resoplando y sin quejarse.

Doy las gracias a todos, empezando por mi hermana, sobrina y cuñado, pasando por nuestros amigos Morlacos como Lara e Ivan y todos los que por la mañana y la noche anterior nos apoyasteis para hacer una bonita actuación. De verdad que hay mucha gente que no entiende el sentido de correr, no es de cobardes si no de valientes, si no cálzate unas zapatillas y lo aprenderás.