Hace un año participábamos por primera vez en la carrera corta (13kms) de la Romeu-Fontaine o TRAIL DE FONT ROMEU. Una experiencia muy divertida, ya que transcurre al 100% sobre nieve. Como nos gustó tanto, decidimos volver este año para probar con la distancia media (25kms) ya que la de 13 era demasiado corta.
Así que el viernes noche llegábamos para cenar a Font Romeu, con una nevada que casi nos hace parar a poner las cadenas al coche y una temperatura de -8 grados en el termómetro del coche. Empezaba a nevar cuando pasábamos por Puigcerdà y ya no pararía hasta el sábado por la noche.
El sábado amanecía con mucho frío y mucha nieve. Fuimos a recoger los dorsales (en plural, ya que el sábado por la tarde-noche hay una carrera de 5kms para estirar piernas) y nos preparamos para La Nocturna de Font Romeu. Aunque solo eran 5kms, mi estado de forma por el gripazo de las últimas semanas me hacía dudar de si correr o no, pero me decidí a correr para no aguarle la fiesta al grupo.
La verdad es que me sentí bien. Fuimos al trote, acabando en unos 43 minutos aproximadamente. Así que solo tocaba mentalizarse un poco para el domingo, que serían 25kms duros, ya no por el frío, sino porque correr en la nieve es complicado… Al pisar no sabes si el pie se va a quedar en su sitio o si la nieve es dura o blanda. No traccionas y cuesta no torcerse los tobillos. A todo eso súmale la falta de entreno y tendrás un cóctel divertido, divertido…
Así que a las 9:00 horas arrancábamos a correr. Me encontraba mal. Dolor de estómago, dolor de cabeza, sin ganas de correr… Nada más empezar ya vi que la cosa no iba bien. Las pulsaciones altísimas, rozando las 170ppm. Pensé que sería cosa del frío y la altura, pero los kilómetros pasaban y la cosa no mejoraba en absoluto. Sin entrenar no se puede presentar uno a una carrera… Anna, Dani, Roger y Maria iban delante. Después Mireya y yo y un poco más atrás Rafa y Soraya.
En el kilómetro 7 estaba el desvío de la corta, la de 13kms. Me paro con Mireya y hablamos de que hacer. Ella iba a seguir en la de 25kms, pero mi cuerpo no estaba para pasarse otras 3 horas corriendo (ya llevábamos 1 hora aprox.). Pero tras unos minutos de dudas, decidí seguir con ella. Mireya se ofreció a esperarme, aunque ella estaba para poder ir al ritmo Roger, Anna, Maria y Dani. Pero es que ella es así… ¡¡Mil gracias cielo!!
Después de subir hasta los 2200 metros, sobre el kilómetro 13 aproximadamente, nos encontramos con «la trampa» de la carrera. Una pista negra de esquí por la que tenemos que bajar, en la que vemos a gente con el dorsal de 25kms subiendo como buenamente pueden. La bajada es complicada. No puedes deslizarte, no puedes correr, los crampones no te dejan resbalar lo más mínimo… Así que se hace dura. Desde lo alto vemos el lago donde daremos la vuelta para volver a subir por esta pista. El lago está a unos 2,5 kilómetros. Mientras volvíamos hacía la subida, me tomé uno de los geles de 32Gi que llevaba. Una pasada para llevarlos encima y además fáciles de abrir, ya que solo tienes que doblarlos por la mitad.
Pero si la bajada había sido dura, la subida iba a ser un infierno. Mireya me ofreció sus palos (dejé los míos en el coche, en una mala decisión) y ella se fue alejando poco a poco. A media subida ya no la veía. Al final me sacó casi 6 minutos solo en ese tramo. lo que me hubiera sacado si se va a su ritmo… Una vez arriba, solo quedaban 8kms de bajada, pero siempre lentos, ya que no se podía pisar con comodidad.
Así que al final llegábamos a meta en 4 horas 24 minutos. Mal tiempo para Mireya por ir esperándome, mal tiempo para mí por no haber entrenado nada en el último mes. Pero un buen entreno para ambos. A ella para divertirse y coger confianza y para mí para ver que este año será duro. Conclusión evidente cuando no entrenas…
SIEMPRE CORRIENDO 