Hoy he participado en una carrera que me ha hecho recordar mis inicios en este mundillo del running. Nos apuntábamos la semana pasada a la «Pujada i baixada a Guanta» (Subida y bajada a Guanta), una carrera de poco más de 12 kilómetros de los cuales los 10 centrales eran por una pista de tierra. La carrera no tiene misterio, como su nombre indica. 6 kilómetros de subida y 6 de bajada. Exactamente la subida realmente empieza en el kilómetro 2 y llega hasta el 5,5 aproximadamente. A partir de ahí empezamos a bajar con algún pequeño llano, pero siempre «picando hacia abajo».
La carrera la organizaba «La Sansi», bajo la dirección de Jose Luis Blanco Quevedo. Ya tienen un buen curriculum en esto de organizar carreras pero además, hay que tener en cuenta que esta era la edición número 30 de la carrera. Eso si, hay que tener claro que la carrera era prácticamente «asfaltera». Ahora me explico mejor…
El ambiente era de cursa de asfalto total. Incluso solo hacía falta mirar los pies de los corredores para ver que el 90% llevaban zapas de asfalto. Yo mismo he corrido con las ASICS. Ni una mochila. Cierto es que es una carrera corta y que había un avituallamiento liquido en el kilómetro 5, pero todos habréis visto llevar mochilas en carreras de montaña en pruebas similares. Olor a Reflex en la salida, gente calentando, hablando de ritmos por kilómetro… Como decía antes, ambiente de carrera de asfalto.
A la llegada, agua, Powerade y unos trozos de plátano. Ah, ¡¡y sorteo de dorsales para otra carrera y de un fin de semana en un hotel!! En definitiva, una carrera para gacelas de asfalto, que en la segunda parte de la misma pueden dejarse llevar y hacer un tiempazo. Para que os hagáis una idea, el ganador lo ha hecho en poco más de 41 minutos. El año que viene repetimos, que nos ha gustado.
SIEMPRE CORRIENDO 