Hoy repetía carrera en Alpens. La Cursa de Les 3 Comarques celebraba este fin de semana su 25 edición, y el Morlacos Team participaba con 5 de sus integrantes. David Fernandez, Carol, Albert (Sensei), Artur (Little Sensei) y yo. Alpens esta cerca de Ripoll, a algo más de una hora de Barcelona, y la entrega de dorsales se realiza el mismo día de la carrera entre las 7 y las 8 de la mañana, lo que hace que o duermes allí el sábado, o te pegas un buen madrugón como hicimos nosotros en 2012.

Tanto el año pasado como este, decidimos dormir por la zona, eligiendo esta vez un hotel en Sant Quirze de Bessora, a unos 20 minutos de Alpens. Eso nos ha permitido dormir un poco más, que no mejor, ya que como en la cama de uno no se duerme en ningún sitio. A las 6:30 horas nos preparaban el desayuno en el hotel y sobre las 7:30 horas llegábamos a Alpens para recoger los dorsales. Yo soy como un niño… me mareo en los coches si voy detrás o no conduzco. Hoy no iba a ser una excepción, y me he bajado del coche con el estomago totalmente girado, lo que me ha hecho incluso plantearme si saldría o no, aunque al final he salido, que para eso estábamos allí.

En la plaza de Alpens el ambiente era fantastico. Se ve que la carrera es de las preferidas de casi todo trail runner y se podía ver a gente con una pinta de «pro» que asustaba. Nosotros, ajenos a las apariencias, esperábamos que llegara la hora de la salida, programada para las 8:30 horas. Cuando han dado la salida, a diferencia del año pasado que hicimos el primer kilómetro por debajo de 5 minutos, hemos salido David, Carol, Sensei y yo en grupo. En ese primer kilómetro ya he podido ver que lo iba a pasar realmente mal. Carol y David se me van, mientras que Sensei veo que se queda rezagado. Ya estaba viendo que la carrera iba a ser en solitario.

En la primera rampa esas posibles dudas desaparecen, dejándome muy claro que efectivamente hoy sufriré. Me encuentro muy mal. Tengo ganas de vomitar y las piernas no tiran. Pienso seriamente quedarme en el primer avituallamiento, que está sobre el kilómetro 5 aproximadamente. Esos 5 kilómetros son prácticamente en plan tobogán, siendo el primero de bajada, el segundo de subida, el tercero de bajada y así sucesivamente casi hasta el kilómetro 9, donde empieza la primera subida seria. La subida hasta Portavella la han cambiado a ultima hora y todavía no se porque. Por un momento pienso que la han suavizado, pero no es así. Esto convierte el recorrido en un poco más duro que el habitual, pero me encuentro mejor y voy con un pequeño grupo, que aunque no hablamos mucho, al menos no vamos solos.

Hasta el kilómetro 15 el sufrimiento es continuo. Se sube y se sube sin parar. El GPS lo tengo programado para que se pare cuando no detecta movimiento, y tengo que ponerlo en marcha constantemente ya que la subida es tan pronunciada que mi avance no lo detectan los satélites. Ahora un pequeño falso llano y una subida al Puig Cornador que quita el hipo. En la cima, como cada año, me paro y me siento en la roca que hay junto a la bandera catalana y me tomo un gel que llevo para la ocasión. Las vistas son espectaculares. El día acompaña y esta clarísimo. Se puede ver Montserrat a lo lejos con mucha claridad. Ese día claro tiene su cara negativa, y es que hace bastante calor… En los avituallamientos estoy bebiendo entre dos y tres vasos de agua. Eso hace que en el kilómetro 17 tenga que hacer una parada técnica.

La bajada no la hago al mismo ritmo del año pasado. Lo tengo claro. No he entrenado casi y me noto las rodillas un poco cargadas, pesadas. Aún así, por un momento, pienso en bajar el tiempo del año pasado, aunque rápidamente me doy cuenta que el cambio de recorrido, y las paradas no me dejarán bajar de las 3 horas 30 minutos. Ahora viene una subida que va desde el kilómetro 19,5 al 22. En esa subida final, el ambiente es tremendo. Parece que el pueblo esta todo metido en un tramo de unos 200 metros, gritando, animando, con cencerros, trompetas… hacen tanto ruido que se les oye desde el comienzo de la subida. Yo ya lo he visto otras veces. Es como una versión en miniatura de Zegama. Cuando llego a esa zona adelanto a tres corredores en los metros previos, y les digo que disfruten de ese momento. Es su primera vez.

Pues eso… que te sientes como un pro en Zegama. Agradezco desde aquí el apoyo a la gente de Alpens por esa inyección de ánimo que te dan en esos metros. Los 5 Morlacos que hemos participado hemos hecho ese tramo corriendo, a pesar de ser uno de los más duros de la carrera. Después de ese tramo un kilómetro más de subida y a bajar. La bajada la recordaba más técnica, pero hoy he comprobado que no era así. Se deja correr a ritmo alegre, si las piernas te dejan, que no era mi caso. He bajado como he podido ya sin mirar el reloj. En la bajada adelanto a un par de runners más. Se me hacen eternos estos kilómetros finales. Nos hacen rodear el pueblo, para luego entrar por la parte más baja y subir hasta la plaza. Llego a meta y allí están Artur, Carol y David. Carol ha quedado séptima en chicas. ¡¡Felicidades!! Artur ha terminado con un tiempazo de 2 horas 35 minutos, y David sobre 3 horas 8 minutos creo recordar. Yo acabo en 3 horas 25 minutos. 4 minutos más que el año pasado que tengo muy claro donde los he perdido. Aún así estoy contento. Albert llega rozando las 4 horas, encantado con la cursa.

El martes me arrastré durante el entrenamiento con el equipo. El jueves me encontré mejor, pero sufrí. Hoy durante mucho rato he tenido pensamientos negativos, cosa que no me pasa nunca. Tiro de coco y punto. Hoy ni el coco funcionaba. Esta carrera es una de mis preferidas por paisajes, por recorrido, por la zona, por la gente que la organiza y porque fue la primera carrera de montaña en la que participé. Se la recomendé al equipo y les ha encantado. Tomad nota para el año que viene, porque vuelvo seguro.