Hoy tocaba entreno con los Morlacos. Tal vez el entrenamiento más tempranero de todos los que hemos hecho, aunque al final hemos salido a las 8 de la mañana, y eso que habíamos quedado a las 7,30 horas.

La idea de hoy era ir desde el CRAM (Centre de Recuperación de Animales Marinos) que está situado en la playa de El Prat, hasta Cornella, cruzar el río por el puente que hay a la altura del campo del Espanyol, y volver por el camino del río y de la playa hasta el CRAM. Una vez allí, unos estiramientos y un baño en la playa, para recuperar.

La verdad es que el ritmo que hemos llevado en un inicio era lento. Sobre los 6 minutos por kilómetro, e incluso más. En algún caso rozando el 7. A pesar de ir tan despacio, no había manera de encontrarse bien. Iba forzado, sin fuerzas, sin ganas… me costaba seguir a mis compañeros. Estaba deseando que llegaramos al kilometro 10 para tomarme un gel. Beber de la mochila no mejoraba el ritmo…

Una vez llegados al kilómetro 9,5 aprox. hemos decidido parar. Allí esta el puente que cruza el río, y era un buen punto para el avituallamiento. Ahí he decidido, tras comentarlo con el resto, que me volvía sobre mis pasos. Ellos seguían con el plan inicial, ya que solo quedaban unos 2km mas o menos para llegar al puente.

Mi ritmo para volver era mas o menos el mismo. Trote cochinero en toda regla!! 9km por delante, y mucha gente ya por el camino de la playa y del río. Cuando he llegado al puente que pasa por debajo del aeropuerto, he dudado por un momento si «atajar» por el túnel, o tirar por el camino de manera (nosotros le llamamos campo de concentración». El campo de concentración supone alargar unos 900 metros el camino, pero llegados a este punto ya no venía de ahí.

Cuando he llegado al coche, me he metido debajo de la fuente para refrescarme. No es que hiciera un calor excesivo, pero se nota. Incluso por un momento he pensado que íbamos a mojarnos. Ahora solo quedaba estirar y ver si llegaban los Morlacos…

A los 10 minutos aprox. he visto aparecer a los lejos a Raul y a Pere, que venían con muy buen ritmo. Después ha llegado Albert con su hijo (que por cierto es un crack… Llevaba sin correr desde febrero y el tío se ha cascado 22km como un campeón.

Tras comentar la jugada se han marchado Jordi y Raul, que tenían prisa, pero Albert, su hijo, Pere y yo nos hemos metido el la playa. Pere con una pequeña ayudita, ya que el agua estaba fría de narices.

La verdad es que no se que me pasa. No se cual es el motivo por el que me esta costando tanto tirar. Tal vez sean unas pastillas que me han recetado para el colesterol, que lo tenia por las nubes. O tal vez el sueño que no he recuperado esta semana, en la que he dormido mucho menos de lo que toca. Si a eso le sumamos una boda en el día de ayer… ya tenemos un posible motivo. Eso si, como dice nuestro Morlaco Pere, «si estando mal nos cascamos 20 kilómetros, que haremos cuando estemos bien…?» y tiene toda la razón… 😉