Hace ya casi 3 meses que me hice un buen esguince de tobillo en la única carrera que hemos podido hacer en este año tan extraño. Fue en la Cursa del Pa amb Tomaquet, donde a falta de unos 2 kilómetros, mi tobillo dijo basta.

Tras unas 3 o cuatro semanas sin correr, decidí salir a trotar un par de kilómetros para ver si molestaba, dolía o simplemente, corría sin ningún problema. Ese par de kilómetros se convirtieron un unos miserables 800 metros, ya que el tobillo se quejó con un pinchazo que me hizo volver a casa a coger las llaves del coche para pasarme por urgencias. El diagnóstico fue de edema óseo y el tratamiento magnetoterapia y reposo.

Aunque no debe hacerse, consulté en internet los tiempos de recuperación de un edema de este tipo, y me desanimé bastante al ver que, como mínimo, todo el mundo hablaba de al menos 3 meses.

Pero como a muchos de vosotros, las ganas nos pueden… y al parecer, las molestias son mínimas, así que el domingo salía trotar 3 kilómetros. Llegué a casa super contento. Cero dolor, y tan sólo una pequeña molestia al pisar, pero nada…. Eso sí, tuve algo de agujetas… Penoso pero cierto…

Ayer alargué 1 kilómetro más, trotando (que no corriendo) cuatro maravillosos kilómetros sin casi molestias y con la moral por las nubes, al ver la luz al final del túnel. Ya veis… cuatro kilómetros y más feliz que una perdiz.

Esto demuestra lo que siempre decimos… eso de que no sabemos lo bien que estamos, hasta que no estamos bien. Así que amigos, aprovechad si podéis entrenar con normalidad, porque nunca se sabe. Este que escribe probará este jueves de que en lugar de cuatro sean cinco los kilómetros que sume al marcador. Os cuento la semana que viene!!