La Ultra Pirineu está a la vuelta de la esquina. Bueno, en realidad es a finales de septiembre, pero para una ultra de más de 100 kilómetros, ya debes tener el entreno bastante avanzado. Algunos miembros del Morlacos Team hemos hecho este fin de semana un reconocimiento de los primeros kilómetros de la UP, subiendo desde Bagà hasta el Refugio del Niu de l’Aliga. Los primeros 15 kilómetros de la ultra, en los que el desnivel positivo llega a +2000 metros.
Hasta el domingo pensaba que subir al Niu (así abreviamos) era una broma. Pensaba que solo eran 15 kilómetros, con alguna subida fuerte, pero no hay nada como meterse en faena para ver la realidad. Los primeros 15 kilómetros de la carrera son duros, muy duros. Sobre todo cuando llevas unos meses «perdido» en los que has centrado tu entrenamiento en nadar, ir en bici y correr en plano. La montaña es dura…
Nada más salir de Baga empiezas a subir. Pero a subir de verdad. Rápidamente entras en un corriol entre los árboles que va subiendo suave, pero que poco a poco va aumentando el desnivel. Los palos son más que recomendables para estos 15 kilómetros de recorrido. Desconozco en el resto, pero me imagino que también.
El primer «punto de control» lo tenemos en el Refugi del Rebost. Tenemos previsto para allí a rellenar agua y comer algo. Está a unos 7 kilómetros de Bagà. Cuando llegamos al refugio, miro el reloj y me sorprende ver que llevamos unas 2,5 horas caminando. Nuestra idea es hacerlo todo andando, pero es que el terreno no te da otra opción. Si estás en forma puedes trotar en algún punto, pero el desnivel te obliga a caminar gran parte del recorrido.
Comemos algo en el Rebost, rellenamos los bidones y continuamos la marcha. Hasta el Niu quedan otros 7 o 8 kilómetros. La verdad es que el terreno es brutalmente bonito. El Pedraforca nos observa desde la lejanía, mientras ascendemos pesadamente ayudándonos de los benditos palos. Yo voy unos metros rezagado haciendo alguna foto, aunque la realidad es que aunque quisiera ir más rápido, no podría.
Hasta aproximadamente el kilómetro 10 vamos bastante cubiertos por árboles lo que nos ayuda a soportar el intenso calor que hace. El sol es un enemigo potente en la montaña, aunque lleves protección solar. La imagen al salir de los árboles es espectacular. Se puede ver toda la ladera de la montaña por la que tendremos que ir, «cresteando» en una ascensión progresiva pero que desde el comienzo es intensa. A lo lejos vemos a más excursionistas a los que daremos caza antes de llegar a la parte más alta. En esta zona el terreno es más pedregoso, y teniendo en cuenta que llevamos bastante rato por encima de los 2000 metros, todavía cuesta más avanzar.
Es curioso, pero la belleza de la alta montaña esconde la dureza que tiene. Este tramo es precioso, con sus prados de hierba, con alguna que otra roca enorme, pero con los caminos dibujados por el paso de los caminantes. Difícil perderse en este tramo. Mientras subimos, me giro y miro desde donde venimos y me doy cuenta de lo que estamos subiendo. Al fondo el Pedraforca, nos vigila todavía. Incluso se ve Montserrat muy a lo lejos, difuminado, pero inconfundible por su típica silueta.
En la cima se deja ver el refugio del Niu. Todavía queda un buen rato, pero ver el objetivo es importante. Todavía tenemos que subir un poco, pero el terreno ya llanea. Voy conversando con Mireya lo que hace que el tiempo pase rápido y que no se me haga nada pesado. Tengo hambre y tengo sed. Voy bebiendo, pero llevo un buen rato pensando en la Coca-Cola que me tomaré en el Niu. Al llegar, vemos a mucha gente que sube en coche y el telesillas de la Molina o la Masella. Estamos en lo más alto, en Tossa d’Alp. 2535 metros de altitud. Las vistas son de nuevo impresionantes. Te das cuenta de lo pequeño que eres. La montaña es inmensa a nuestro lado.
Tras comer y descansar un poco (llevamos ya casi 4 horas y media caminando y 15 kilómetros con +2000 metros de desnivel), comenzamos a bajar. La bajada en un inicio es más bien lenta. No puedes correr y caminar es incluso difícil. En unos 2,5 kilómetros bajamos casi 600 metros de altura. Estamos de nuevo por debajo de 2000 metros, pero tenemos que volver a subir hasta 22o0 para llegar a Penyes Altes. De nuevo el tramo de subida es duro. Aquí no hay descanso alguno. Pero al llegar arriba el premio son las vistas de nuevo. Se ve incluso el Pantano de la Baells a lo lejos.
Mientras bajamos comentando la jugada, ya vemos como el terreno ya empieza a cambiar, dejando las piedras y dando paso a más hierba y de nuevo más árboles. Pasamos unos prados con un montón de vacas pastando, que nos miran indiferentes, sabiendo que estamos de paso. Nos cruzamos con un grupo de excursionistas que suben a Penyes Altas para recordad a un amigo fallecido. Van todos con la misma camiseta con su foto. Mientras las vacas nos «amenizan» el paso con su cencerros, llegamos al punto que marcará el domingo. Nos dirigimos al Refugi de Sant Jordi, desde donde bajaremos ya a Bagà.
Al llegar a final del prado, vemos un cartel que marca la «Font del Faig». Yo ya voy cansado, sinceramente. Me duelen las rodillas al bajar e incluso el tobillo me molesta un poco. Gracias a las botas Salomon que compré el año pasado, lo llevo bien sujeto a prueba de torceduras. Son mucho más ligeras y cómodas de lo que parecen a simple vista. Pero por equivocación, en lugar de girar a la izquierda en el sendero, lo hacemos a la derecha, dejándonos llevar por la idea de que como baja y es lo que tenemos que hacer, será por ahí.
Error monumental de novato. En la montaña si dudas, mejor parar y mirar el mapa. Sin embargo nosotros seguimos bajando durante un kilómetro y medio aproximadamente, pero con unos 300 metros de desnivel negativo. ¿Sabéis esas bajadas que no avanzas, que cuesta bajar y que vas pensando en que te torcerás el tobillo en cualquier momento? Pues eso… Lo peor es que yo desde el inicio ya decía que por allí no era, pero a mí nadie me hizo caso… y pasó lo inevitable. En lugar de dirigirnos hacia el refugio de Sant Jordi, acabamos en dirección al refugio de El Serrat de les Esposes, totalmente en dirección opuesta.
Mientras avanzamos hacia el refugio vamos pensando en que al estar cada vez más alejados de Bagà, tendremos que hacer que alguien nos baje. En el refugio nos confirman lo evidente. Hasta Bagà hay un buen trecho. Lo más sensato es bajar hasta Riu de la Cerdanya y allí coger un taxi o hacer dedo. Pero hay unos 12 kilómetros y la verdad, es que muchas ganas no nos quedan. Nos dan la opción de acortar, bajando por el pueblo abandonado de Canals, desde donde apareceremos en la entrada al Túnel del Cadí, donde podremos hacer autoestop o acercarnos hasta la gasolinera y probar suerte.
Tras unos 20 minutos de bajada al trote, llegamos a la entrada del túnel. Allí hacemos dedo pero no para ni el Tato… Normal por otro lado… Yo no he parado nunca. ¿Por qué va a parar alguien? Pero de repente, dos coche ponen el intermitente. No se paran a recogernos. Se paran para hablar entre ellos, pero Mire ya le pregunta si nos puede acercar a Bagà. Uno de ellos nos dice que no va para allí, pero el otro se ofrece a llevarnos. Se llama Domenech y es de Calders. Nos ha salvado la vida (aunque el no lo sepa) y en unos 15 minutos estamos en el coche cambiándonos.
Ha sido un domingo duro. Hoy he podido comprobar la dureza de la UP. Si los que intentan hacer la ultra ya eran héroes para mí, ahora sí que tienen mi máxima admiración.