No me gusta madrugar. Pero si algo tiene el triatlon, es que te pegas unos madrugones de «AUPA». A las 5:30 estábamos ya vestidos y desayunando para bajar a coger el autocar que nos llevaría hasta el lago de Landa, donde estaban ya las bicis desde el sábado por la tarde, y donde empezaría la prueba con el segmento de natación. Los del HALF, que nadarían 1,9kms a las 8:00 y para los del FULL, con 3,8kms a las 8:25h. Pero nada más llegar al lago, vimos que la niebla nos iba dar más tiempo… Y así fue. Los del HALF entraban en el agua a las 8:45 y los del FULL lo hacíamos a las 9:00.
En el FULL estábamos Roger, German, Marc Puig, Emma, Jose Esquinas y Albert, además de Ivan Alvarez. En el HALF mucha presencia de amigos: Mireya, Toni, Javi, Toni Alarcon, Marc, Dani, Juan Carlos, Ana, Bernat, Silvia… Esto aseguraba espectáculo.
La larga distancia es muy mental. Puedes estar bien preparado y que la cabeza no tire, o ir justito de forma y hacer que la cabeza haga el resto. Mi caso era el segundo, para variar. Suerte tuve de que Mireya se curró el viernes una verdadera «gimcana» para recoger dorsales, recoger las bicis, comprar agua y comida, etc… porque si no, el sábado hubiese sido un día muy duro, y lo que tocaba el sábado era descansar al máximo, a pesar deque teníamos que llevar las diferentes bolsas con el material a las transiciones, además de las bicis.
Así que los del HALF se metieron en el agua!! Los GGEE (grupos de edad) salían unos metros más retrasados que los ÉLITE, pero a pesar de ello, pasaron por encima a estos últimos en los primeros metros. Espectacular ver desde un lado del lago a 1300 triatletas corriendo para meterse en el agua y empezar a nadar. No lo olvidaré.
15 minutos después, nos llaman a los del FULL para que vayamos a la salida. Justo en ese momento vemos a los primeros del HALF que ya están a punto de llegar a la «playa». ¡Como nadan! Curiosamente, estoy bastante tranquilo. El retraso en la salida me ha ido bien para templar los nervios y concentrarme. Nunca he nadado 3,8kms, pero si 1,9. Aquí el recorrido consta de 2 vueltas de 1,9kms, así que es algo que ya he hecho más veces y pensar así me ayuda a tranquilizarme.
Al dar la salida entro en el agua algo más adelantado de lo que lo suelo hacer. Suelo salir retrasado y en un lateral para evitar golpes, patadas y gente en el agua. No se por qué lo hago, pero entro en el agua en la parte trasera, pero con bastante gente todavía por detrás. Los primeros metros son complicados, ya que todos queremos encontrar nuestro ritmo. Además, las hierbas del pantano se enredan en pies y manos dificultando el nado, que en mi caso ya es bastante malo. Con todo y con eso hago la primera vuelta por debajo de 40 minutos, lo que me anima y me hace ver que no voy tan mal. Al final cubro el segmento de nado en 1 hora 20 minutos, saliendo en la posición 721 de un total de unos 1000 triatletas.
Al salir del agua veo a Maria animándome. Le pregunto si ha salido Roger del agua y me dice que no, pero justo en ese momento aparece detrás mío y se sorprende de verme allí. Realmente he nadado mejor de lo que todos esperábamos. En la transición me recreo demasiado. Me cuesta quitarme el neopreno, me limpio los pies, me tomo un gel, me pongo el casco, el dorsal y las zapas de la bici y voy a buscarla a mi percha. Ahora viene la parte que más me gusta.
Pero cuando salgo con la bici, veo a Javi que está animando. No entiendo nada… Tendría que estar en la bici ya que el hacía el half. Al subirme a la bici veo que va a ser un día duro. Las piernas no tiran. Me noto sin fuerzas y en los primeros repechos noto que el calor y las piernas flojas serán una mala combinación. A pesar de ello adelanto a bastante gente. Me lo tomo con calma, sabiendo que el verdadero ironman empieza al bajarte de la bici. Los kilómetros van pasando y aunque en la primera vuelta, más corta que las dos siguientes, me sale una media de 31kms/h, bajo un poco el ritmo. La segunda vuelta se me hace larga. El calor aprieta y vamos buscando las zonas con sobra, aunque hay un tramo en el que la única sombra esla nuestra. Pero lo peor estaba por llegar y lo hacía en la tercera vuelta, que era idéntica a la segunda. Era el viento. De cara, lateral… Un incordio total sobre la bici. Dos paradas «técnicas» más el calor hacen que me baje de la bici con 6 horas 20 minutos. 20 minutos más de lo previsto, pero es lo que hay. Hay que adaptarse a las circustancias. A pesar de no hacer la bici de mi vida, hago el 717 mejor tiempo.
Otro handicap con el que no contaba, fue un problema de novato que casi me hace abandonar. Tan sencillo como apretarme demasiado las zapas en la bici. Desde el kilómetro 120 empecé a no sentirme los pies. No solo los dedos, como suele suceder. No me sentía los pies en su totalidad. Ese fue el motivo de una de esas paradas que comentaba. Los 60 últimos kilómetros los hice con las zapas sin cerrar. En cuanto a la alimentación, creo que fue la adecuada. Cada 45 minutos me tomaba un gel de 32Gi y en la tercera y la quinta hora, me comí un par de sandwich que me había hecho por la mañana. No pase hambre, y no sufrí deshidratación, ya que bebí isotónico y agua por un tubo, además de apoyarme en las maravillosas pastillas de sal que Mireya utiliza en las carreras de montaña.
Al entrar en la T2, los voluntarios te recogen la bici. Como a los PRO en Kona. Mola y mucho. Me quito las malditas zapas y veo a Maria y Mireya animándome. Casi me pongo a llorar al decirle que no creo que pueda correr porque no me siento los pies. En cualquier caso, voy a ponerme las zapas de run y voy a intentarlo. Mire me avisa de que la plaza donde está la meta y por donde voy a pasar nada más salir, tiene tanta gente animando que es fácil de que me deje llevar por la euforia y me equivoque de ritmo. Le digo que tranquila, que me lo voy a tomar con calma.
Los que habéis hecho algún maratón, sabéis que EL MURO EXISTE y que te lo encuentras en el kilómetro 30 aproximadamente. Pues bien, en el ironman, el muro está en el kilómetro CERO de la maratón. Lo que quiero decir es que desde que te bajas de la bici, tienes esa sensación de que no puedes y de que las piernas no van. A no ser que seas un Ivan Alvarez, un Clemente Alonso, un Jordi Matos o un Jose Esquinas (como corres cabronazo…), el resto de mortales sabemos que el ironman empieza en ese momento.
Al empezar a correr me planteo dar la primera vuelta y ver que tal van los pies. Si puedo hacerlo daré la segunda vuelta y si hago los primeros 21kms, ya no me paro aunque tenga que caminarlos. Pienso que correré hasta donde las piernas digan basta. Si puedo hacerlo 20 o 25 kilómetros, mejor que 10. Pero me cuesta correr a pesar de que voy por encima de los 6 minutos por kilómetro. 6:20, 6:35… En los avituallamientos han puesto piscinas inflables para que nos refresquemos. Cada vez que paso por una, meto la visera que Victor Guerra me trajo de Kona para ir fresquito hasta el siguiente avituallamiento.
Ahora mismo no sabría decir hasta que kilómetro corrí. Creo que hasta el 5 o el 6. Entonces pensé en obligarme a correr y no caminar ni un metro en los kilómetros pares, y permitirme la licencia de caminar un poco en los kilómetros impares. Y así lo hice. En los kilómetros pares no dejaba de correr, a no ser que hubiera algún avituallamiento y entonces lo hacía en los impares. La idea era hacer un kilómetro «bueno» y otro malo. Eso me ayudaba también a no pensar en nada mientras los kilómetros iban pasando.
La primera vuelta de 10,5kms (el maratón lo hacíamos a 4 vueltas), me salió en 1h10m aprox. Fue espectacular ver a tanta gente animando por toda Vitoria. Reconozco que lo pasé mal. Y reconozco que al ver a Mire, Sara, Maria, Javi, Juan Carlos, Paula, etc… Me paré y les dije que no podía. «¡Venga va! ¡Sí puedes!» Gritaban todos. «¡Otra vuelta!» Así que me tomé otra pastilla de sal y seguí corriendo/trotando/caminando. A por otros 10,5kms… Misma estrategia. En la segunda vuelta me adelanta Jose Esquinas y me encuentro también con Roger, que están en su tercera vuelta. Me paro en un lavabo a orinar. No está mal… Llevo unas 9 horas de carrera y todavía no lo había hecho. Ya llevo casi 20kms y veo más cerca que es posible.
Durante esta vuelta me encuentro a Gemma, a Ana la hermana de Mabel, a Raquel, además de que toda Vitoria ha salido a la calle a gritar mi nombre… Es indescriptible. Hay que vivirlo. Otro que no falla en cada vuelta es Sergi Marzo. Me anima, y se deja la voz y la mano en darme ánimos (Gracias crack!). Los supportes son muy necesarios es estas pruebas.
Ya voy a por la tercera vuelta. Ya tengo claro que lo voy a conseguir. Además, estoy siendo bastante estable con el ritmo a pesar de todo. En el final de la tercera vuelta, justo al pasar por meta, un triatleta entra delante mio en el pasillo para cruzar la meta. En ese momento soy consciente de que lo tengo. Voy a ser finisher del Ironman. En el mismo punto de todas las vueltas, al encontrarme con Mire, le digo que ya está, que me espere en meta. Esto no me lo quita nadie. Le aviso de que puede ser una vuelta muy larga, pero que en un rato estoy allí.
En esta vuelta me aparece la única molestia física de toda la prueba. Los cuadriceps son piedras y hasta trotar me cuesta. A pesar de ello mantengo un ritmo bastante estable. Mismo ritual que las vueltas anteriores. Sal, geles 32Gi, isotónico, un vaso de Coca-Cola y otro de agua en el último avituallamiento… Y la estrategia de no caminar el algún kilómetro.
A falta de 5 kilómetros, veo a Sergi Marzo. Se viene conmigo a ratos, animándome y diciéndome que ya lo tengo. La verdad es que fue increíble. ¡Eres grande Argonauta! Antes de separarnos a unos 2 kilómetros de meta me grita: «¡Un consejo! Graba la entrada en meta en tu memoria. ¡No lo olvidarás!»
Esos 2000 metros se me hacen eternos, pero a la vez se me pasan volando. Es una sensación extraña. La gente volcada animando, gritando mi nombre, realmente el circuito es para que el triatleta se sienta arropado. Y la gente de Vitoria se merece un 12, porque un 10 es quedarse corto… En el último giro antes de pisar la alfombra azul, me llevo las manos a la cara. No me lo creo… ¡Lo he conseguido! Al cruzar la meto creo que salté o eso quiero pensar… Mis piernas no sé si tenían fuerza para elevarme… Y allí estaban todos, con Mire a la cabeza. Tan o más feliz que yo, y al abrazarnos los dos nos pusimos a llorar.
Desde aquí quiero agradecer a todos los que ayer estuvisteis pegados al movil, al ordenador, mandando mensajes, llamando, o siguiendo los tiempos de carrera en la web. Gracias a todos los Argonautas, a todo el Rayo Team, a todos los Morlacos, a los iTriatletas Solidaris, a los Vikings… Pero en especial, gracias a Mireya por estar ahí, por animarme incondicionalmente y por empujarme siempre que he pensado que no podía.
Gracias también a Rafa y Soraya, a Victor Guerra, a Guillermo (que manillar Guillermo, que manillar…) y Mónica, a Ivan Herruzo (sin tu ayuda no lo hubiese conseguido) y Jordi Matos y Rebeca (#VecinosMotivadores)… No acabaría de mencionaros… ¡MIL GRACIAS A TODOS! ¡ESTA MEDALLA TAMBIÉN ES VUESTRA!
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Enhorabuena José Luis, debimos de andar más o menos juntos. Fue duro por el viento en la bici y el calor pero finalmente lo conseguimos 😉
Un abrazo y si quieres echar un vistazo a mi crónica, te dejo el enlace: http://albertitomerino.blogspot.com.es/2016/10/cronica-ironman-vitoria.html