Crónica del Half de Valencia (Campeonato de España de MD)

Hay días buenos y días malos. El de ayer fue de los segundos. Aunque es irónico, ya que a pesar de ser el triatlon de distancia half en el que peor lo he pasado, ha sido en el que he hecho menos tiempo. Pero eso es lo de menos. Lo que buscaba en mi participación en Valencia era un test de cara a Vitoria. Mejorar las transiciones, probar los geles, ver si la espalda continúa dando problemas en la carrera a pie…

Pero hagamos un pequeño análisis. No soy un triatleta común. No tengo un físico atlético, no vengo de la natación, no entreno ni la mitad de lo que otros compañeros entrenan. Soy lento corriendo, malo nadando y en la bici del montón. Pero hay algo que me ayuda: Me gusta el triatlon. El ambiente que se vive en la previa y durante la prueba. La preparación previa, los ánimos de los compañeros con los que te cruzas durante la prueba, esa superación sobre uno mismo, mejorando los tiempos en cada distancia, incluso en la transición. También ese punto de sufrimiento que hace que cruzar la meta sea una hazaña, aunque lo hagas 2 horas después del primero. Si es cierto que paradójicamente, ahora entreno mucho más que antes, y que las condiciones de ayer en Valencia, en especial en el mar y en lo referente a la humedad y el calor, aumentaron la dureza de la prueba.


A las 5:30 sonaba el despertador para desayunar algo, vestirse de «torero» y bajar a la recepción a las 6:15, con todos los bártulos, donde había quedado con Guillermo Lladó y Ramon Ulldemolins para ir hasta boxes. Jordi Matos y Ricardo Ibarra habían salido un poco antes y ya estarían por allí. En recepción nos encontramos con Sergi Marzo, desayunando sobre la marcha.

Al llegar a boxes, mientras preparo todas las cosas ordenando cada cosa en su sitio, para que las transiciones sean lo más rápidas posibles, escucho a Toni gritándome «Te voy a dar «pal pelo» Morlaco!!». Todos los triatletas de por allí se reían. Buena técnica para quitar un poco la tensión. Tensión que había aumentado al poner nuestro grupo de edad en la última salida y tener «solo» 45 minutos para pasar el corte de la natación. La organización argumentaba que «Esto es el Campeonato de España… Si no eres capaz de nadar así, no vengas.» Poco antes de cerrar boxes, comunican que finalmente los participantes de GGEE (grupos de edad) podrá, participar con neopreno, mientras que los Elite lo tendrán que hacer sin él.


Una vez con el neopreno y ya en la arena, los nervios afloran. El mar está bastante movido. Los Élite y el resto de los GGEE que salen antes que nosotros, no nadan con fluidez. Empiezo a tener nauseas… Esto no pinta bien. Nos toca salir!!! Bocinazo y al agua!!!

Los primeros 30 o 40 metros son corriendo. La profundidad es poca y no se puede nadar todavía. Al empezar a nadar, me centro en coger mi ritmo. No tengo prisa. Si paso el corte bien, y si no lo paso, pues a almorzar con Mire. No me pongo nervioso, aunque las nauseas siguen ahí. Voy avanzando bien y veo que llevo a gente a los lados y detrás. Incluso pasada la primera boya, adelanto a gente que ha salido antes que yo. Entre la primera y la segunda boya me tengo que parar, porque no me oriento. Levanto la cabeza y veo la boya. Me fijo donde está el sol y observo donde tengo «que verlo» mientras nado. De todas formas, me desvío de nuevo y tengo que rectificar. A por la tercera boya. Ahora a nadar de cara a la playa. El mar está cada vez peor. Me molesta la espalda… Mala señal. Voy casi todo el rato con dos triatletas, uno a cada lado, que incluso podría adelantar, pero prefiero quedarme con ellos para «orientarme». Cuando las olas empiezan a hacer acto de presencia, pienso que ya he llegado, pero cuesta bastante llegar a la arena.

Salgo del agua y empiezo a quitarme el neopreno mientras «corro» hacía boxes. Mire casi se sorprende de verme salir dela gua «tan pronto». Me pongo el casco antes de quitarme del todo el neopreno. Me pongo el dorsal y las zapas de la bici y allá vamos!! Espero hacer una buena bici. Le estoy dedicando tiempo. De todas formas, sigo con las náuseas. No acabo de tener buen día…


En la bici empiezo a adelantar a gente. No estoy forzando y sin embargo adelanto a gente con cabras. Me siento cómodo, aunque voy preocupado. Lo de la espalda empieza a ser un problema y aunque sobre la bici no lo estoy notando, me preocupa. Me tomo un gel, casi al empezar. Los de 32Gi son ideales por su tamaño y comodidad al tomártelos. Empiezo a beber, aunque el día se ha levantado nublado, hay mucha humedad. Sobre el kilómetro 15 empieza a subir un poco. Me sorprende, porque la sensación era de que sería más plano.

La bici tuvo un total de 550 metros de desnivel, nada del otro mundo, pero el recorrido no era especialmente bonito. Supongo que ayer no era el día. Durante toda la bici y en los adelantamientos evito acercarme demasiado a los otros participantes. El resto hacen lo mismo, aunque parece que por delante las cosas no fueron así, y hubo bastante «drafting» (ir a rueda). Voy intentando ir el menos tiempo posible agarrado en la parte baja del manillar. No llevo acoples (los tengo que poner ya…) aunque tengo que probar muy bien la posición con ellos.

Aun con todo ese cuidado en no forzar la espalda, en los kilómetros finales ya me molesta y veo que cuando corra, será un problema. Durante mucho rato de la bici pienso que en que la carrera a pie no la acabaré. No me apetece correr. No me siento cómodo. Como decía antes, soy lento… Hay que trabajar esto ya!.

Entro en la T2 y me encuentro con Rebe, Mire, Monica, Gemma… Me preguntan que como voy y les pongo mala cara. Voy a empezar a correr, pero en mi cabeza está claro el DNF. No haré todo el run. Antes de salir, veo a Toni que llega a la T2 detrás mío, y que no encuentra su box. Ahora me adelantará corriendo. Mire se junta conmigo en la salida de la T2. Le digo que voy a probar, pero que pararé. No puedo respirar. El dolor en la espalda no me permite coger aire. Al hacerlo, un pinchazo en la espalda no me deja coger más aire. Mire me anima, pero es que no puedo…


Me tengo que parar incluso. Me da igual acabar o no. «Vamos Jose! Aunque sea más lento! Vas a terminar» pero mi cabeza no piensa lo mismo. En el primer kilómetro veo llegar a Jordi Matos. Vaya crack… Me ha sacado casi 2 horas… En el kilómetro 2 me cruzo con Pedro y un poco más tarde, en el primer avituallamiento, con su mujer Mabel. Va tercera a pocos metros de la segunda. Me tengo que parar otra vez. Tengo arcadas. Finalmente vomito. Le digo a Mire que se acabó, pero vuelve a tirar de mi y me anima a correr. «Prueba, que has vomitado y tal vez ahora no vayas tan mal». Pero hace mucho calor… Unos 30 grados y una humedad brutal. Corro un rato y en las sombras me paro a caminar. En los avituallamientos me tiro una botella de agua por encima y me bebo otra mientras camino. Se va a hacer eterno… En el kilómetro 5 llevo unos 40 minutos. Así no mola…

Parece que la espalda va mejor, pero sigo yendo mal. Aun así, llego al kilómetro 10,5 en 1h09m. Voy a hacer un tiempo de mierda en la media maratón, pero ahora ya tengo claro que voy a terminar. Mentalmente voy mejor. Sigo lento, pero el ritmo aumenta ayudado seguramente porque pica un poco hacia abajo. Mire sigue a mi lado, corriendo conmigo. Curiosamente adelanto a mucha gente. Van fritos. Auténticos «zombies», por el calor y el esfuerzo. Ya vamos por el km 15. Venga!!!


Sobre el kilómetro 18 veo a Issac con su novia y la cámara de fotos. Vaya «tostada» se está pegando por esperarme… La verdad es que estas cosas son las que hacen grande este deporte. Si adelantamos a alguien, lo animamos a que siga. Así que ya casi estoy en meta. Los últimos 500 metros son una pasada… Mucha gente en el paseo marítimo, animando, aplaudiendo… Mire tiene que dejarme solo y se mete por dentro para correr hasta meta. Ya estoy casi llorando. Ha sido muy duro, tanto que casi no puedo expresarlo aquí.

Cruzo la meta en 5 horas 43 minutos, casi 20 minutos menos que mi mejor tiempo en distancia half. Pero estoy destrozado, más mentalmente que físicamente. Si esto ha sido así, no quiero ni pensar que será en la larga distancia… Me hace replantearme el salto a la distancia Ironman, y eso me hace romper a llorar nada más ver a Rebe en meta. Luego llega Mire y ya no hay quien pare esto… Sin ella no lo hubiese acabado. Pero lo tengo clarísimo. Ha sido más mérito suyo que mío. Ha corrido (si se puede decir correr), toda la media maratón tirando de mi, apoyándome, animándome, casi empujándome para que no tirara la toalla. Esa medalla de finisher es suya, sin ninguna duda.

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