La Ultra Pirineu 2015 desde fuera (Parte 1)

Nunca pensé que ver una carrera como público pudiera dar tanto de sí. A estas alturas, todos o casi todos conocemos el desenlace de la Ultra Pirineu 2015, donde Kilian Jornet y su pareja Emelie Forsberg se han impuesto en sus categorías, con unos podiums completados por Zaid Ait Malek y Miguel Heras en categoría masculina, y por Mia Rai y Nuria Picas en categoría femenina. La prueba además ha coronado a Luis Alberto Hernando como Campeón del Mundo.

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También conocemos las historias de los amigos, parejas, conocidos, etc., que han acabado la carrera, que se han tenido que retirar por problemas, o que no han podido participar. Ahora ya sabemos que a Remigio, un corredor que se presentaba en la salida con unas zapas Nike de asfalto de diferente color la izquierda que la derecha, y que iba en el grupo de cabeza, lo descalificaron en un control de material por no llevar cortavientos.

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Pero ahora os cuento cosas que no salen en las noticias, o que no se ven en las redes sociales. Os explicaré los sentimientos o las sensaciones que se viven en una ultra, viviendo la carrera desde «las gradas». Sobre todo, lo que se siente cuando tu pareja participa en una carrera que va a poner a prueba su capacidad física y de sufrimiento, tanto como su capacidad mental para luchar contra esos 110 kilómetros y sus casi 7000 metros de desnivel positivo.

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Acompañar a un grupo de amigos a una carrera así es emocionante. En un inicio deberíamos haber sido 6 corredores a las 7 de la mañana en la salida. 6 miembros del Morlacos Team contra el Cadi-Moixeró, contra Kilian, contra Nuria Picas, contra Miguel Heras… contra la flor y nata del trail running. Este es el único deporte que te permite «competir» si se me permite la expresión, contra un campeón de la talla de Luis Alberto Hernando, de Kilian Jornet, de Gerard Morales… Te pueden gustar las motos, pero no saldrás un domingo con Marc Marquez a hacer unas curvas. Y no creo que juegues el sábado un partido de fútbol con Leo Messi, a no ser que seas Andrés Iniesta. Pues el trail te permite estar en una linea de salida junto a nuestros referentes en este deporte. Al final, de esos 6 morlacos, solo fueron 4 los que iban a participar en la ultra: Mireya, Anna, Roger y Artur.

Aunque el seguimiento a todos ellos fue especial, lógicamente el seguimiento a Mireya fue diferente. Mireya no durmió en la noche del viernes al sábado. Nada. Cero. Simplemente no durmió. Los nervios le jugaron una mala pasada y algo que no le había pasado en ninguna ocasión, le pasó en el reto más importante de su corta carrera deportiva. Para añadirle más épica a la situación, no pudo prácticamente desayunar nada. Se levanto con dolor de estómago y no le entraba nada de comida solida. Pero como morlaca y vikinga que es, se levantó y se planto en la linea de salida. Durante un breve instante, llegué a pensar que me iba a decir que no correría, pero no lo hizo.

kilian serrat

Así que tras un breve desayuno, nos plantamos en Bagà. Los corredores y los supporters se bajaron de los coches mientras nuestro Sensei y yo nos fuimos a aparcar. Ese momento os aseguro que fue triste. Un simple beso y un «luego nos vemos» fue la despedida que nos dimos, pensando inocentemente que nos encontraríamos en la zona de salida. Pero no fue así y la salida era un hervidero de gente, entre corredores, prensa, acompañantes, organización y voluntarios. La sensación de no poder ver a Mireya antes de salida para aplacarle los nervios y para abrazarla unos segundos fue brutal. Si a eso le añades la emoción de unas 2000 personas en la Pza. de Bagà al son de la música del «Último mohicano» y la rabia de no poder participar, puedes hacerte una idea de como me sentía. Las lagrimas no tardaron en aparecer, pero solo hacía falta girar un poco la cabeza para observar que no era el único que lloraba en ese momento. Los corredores y acompañantes que nos agolpábamos en la plaza, teníamos todos los pelos de punta…

emelie serrat

No volvería a ver ni a Mireya ni al resto hasta pasadas entre 5 y 7 horas. Demasiado rato… A los fieras de las primeras posiciones los íbamos a ver pasar en unas 3 horas por el control del Serrat de les Esposes, en el kilómetro 28. Allí coincidimos en el mismo punto de la subida, con Mónica Díaz, a la que no conocía en persona, solo a través de Instagram. Pero al paso de Artur y Roger por el control, se sumó la llegada a la zona de Sabrina, Iván, Lara, Claudia… amigos y compañeros que se sumaban a la fiesta del Pirineo para animar a los participantes y ver pasar a los cracks. Gracias a los cuatro por esas risas y ese ratito.

roger serrat

Yo no podía ni nombrar a Mireya. Cada vez que lo intentaba, se me rompía la voz. La espera se hacía eterna y no paraban de pasar participantes. Encima, los números no me salían. En el Trail del Moixeró, debió pasar por ese punto en unas 5 horas y ya llevaba más de 6. Apareció Anna y eso me tranquilizó un poco. Anna está muy fuerte y le había costado un buen rato llegar hasta allí. Al cabo de un rato llegó Mireya. Al verla rompí a llorar. Su cara era un poema. Subió sufriendo como nunca la había visto sufrir en una carrera, y solo llevaba 28 kilómetros. Nos abrazamos y nos besamos mientras yo no podía parar de llorar. Se había juntado con Noe, una bestia parda que además es amiga de Salud y que ya llevaba unas cuantas ultras en sus piernas. Su energia positiva parecía ayudar a Mireya. Unos trozos de melón, un poco de agua y un gel ayudaron a cambiar un poco la cara de Mireya y a que se repusiera.

mire-serrat

CONTINUARÁ…

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