A estas alturas de partido, todos tenemos claro que tipo de ejercicio nos gusta más o menos y que beneficios se obtienen con cada uno de ellos. Hay gente que solo hace cardio o que no se levanta de las maquinas de pesas del gym… Sin embargo, lo correcto debe ser hacer ambas cosas de forma conjunta, obteniendo resultado mucho más equilibrados y en principio más sanos.

En cualquier caso, he de decir que yo tiro más por ser adicto al cardio (además de a la Coca-Cola y al fuet de pavo…), pero que al menos uno o dos días a la semana los dedico a realizar una minirutina de pesas en casa, con un par de mancuernas. Se que es poco, pero menos es nada…

A todos nos viene a la mente la imagen de típico cachas de gimnasio, con una espalda como un armario del IKEA y con unos brazos que parecen jamones pero que, sin embargo, tiene unas piernas como las de un jilguero. O al revés. El ciclista que tiene unos cuádriceps dignos de Arnold Schwarzenegger (lo he tenido que buscar en Google…) y en cambio tiene una barriga en plan Homer Simpson.

Con el crossfit esto parece que se mitiga un poco. Al ser circuitos de ejercicios, parece que se añade alguno de carrera a pie, aunque por lo que puede comprobar en la Reebok Spartan Race del año pasado, a los tres kilómetros de recorrido se notaba quien corría de forma habitual y quien se machacaba a base de pesas.

En definitiva, lo correcto debería ser una cosa intermedia. Muchos nos machacamos a correr o sobre la bici para perder peso, pero nos olvidamos de las rutinas de fuerza que nos tienen que ayudar a conseguir ese extra de músculo que hará también que quememos más calorías. Cuatro días de cardio y dos o tres de pesas. Eso sería lo ideal. Encontrar ese punto intermedio entre fuerza y cardio es lo que nos ayudará a tener esos beneficios que todos más o menos buscamos. Si eso lo acompañamos con un dieta correcta, los resultados serán espectaculares.