Este no está siendo el mejor año a nivel de running. Ni de running, ni de trail running, vamos. Si el año pasado acumulé casi 1.700 kms en mis piernas entre carreras de asfalto y de montaña, a mediados de este año llevo la paupérrima cifra de 250 kilómetros… Muy lejos de los kilómetros necesarios para afrontar los retos que tengo en la segunda mitad del año con suficientes garantías.
Dicen que mucha parte de este deporte reside en la fuerza mental. Que un 80% es cabeza y el resto entreno. Espero que así sea, porque en un mes aproximadamente tenemos ya la Vuelta al Aneto, con sus 58 kilómetros y sus 3.700 metros de desnivel positivos. Demasiado… Llevo dos semanas corriendo de nuevo. 10 kilómetros, 8 kilómetros… todo en llano. Esta próxima semana retomaré los senderos y trialeras para ver si la cadera molesta o no.
Por suerte, los casi 2.600 kilómetros que llevo en 2.015 sobre la bici, me están ayudando a no perder fondo y a mantener una forma física mínima. Lo noto corriendo, a pesar de que la musculatura que utilizamos en bici o corriendo son muy diferentes. En cualquier caso, en estas dos últimas semanas con más carga de entreno, parece que las piernas responden. No hay una molestia exagerada y os diría que no existe dolor, aunque ya no se donde está la fina linea entre molestia y dolor.
Corriendo ya no duele. Al acabar noto un poco y me dura un par de días. ¿Una bursitis tal vez? De momento en el fisio no consigo solucionarlo y estoy a la espera de que me hagan una resonancia, porque en las radiografías no se ve absolutamente nada. Aún así, no pienso desmotivarme. La semana que viene la Quebranta Huesos, a finales de mes las 24 Horas CycloTour en Calafat y en julio la Vuelta al Aneto. Todo como entreno para preparar mínimamente la Ultra Pirineu 2015. ¿Me acompañas?