Pensaréis que tengo el blog un poco abandonado. No es así. Solo que es complicado escribir cuando no entrenas. Tengo a medias un par de reviews de producto, pero nada de crónicas de carreras o de entrenos. Como os contaba la semana pasada, ya puedo volver a los entrenos. Es más, ya tendría que haberlo hecho, pero esta vez me está pasando una cosa con la que no contaba. Tengo miedo. Sí, como lo estáis leyendo. Tengo miedo a volver a correr y a notar de nuevo esas molestias que no me han dejado hacerlo. Que paradoja… Pero lo cierto es que es así.

Para no estar parado, estoy cogiendo más la bici. Incluso he ido al gimnasio, que no lo había «estrenado». El motivo es que en bici no me duele absolutamente nada. Ni la cadera, ni la rodilla, ni los tobillos… Nada, ni una molestia. Bueno, me duele el amor propio, ya que la forma física en la que estoy ahora no es la misma que tenía cuando empezó el frío y colgué la bici. Aún así, parece que la cosa avanza a buen ritmo y en cada salida o entreno me encuentro mucho mejor.

Para ayudarme un poco he bajado algo de peso, cosa que seguro que me beneficia tanto en la bici como en no lesionarme corriendo. La tendencia de mi barriga a guardarse todo lo que no gasta y a meterlo siempre en el mismo «cajón» de mi cuerpo continua, por lo que esta vez no dejaremos que el cajón no se pueda cerrar, y ya lo estamos notando.

La contra es que la ingesta de hidratos de carbono es menor, además de tomar también menos cantidad de azúcar y de haber reducido el consumo de sal. En conjunto nada del otro mundo, pero como dicen los que saben de esto, los pequeños cambios son los que menos cuestan y los que más se notan.

Así que ahora que empiezo a tener una motivación de nuevo, resulta que soy miedoso… Hay que joderse… Seguro que a más de uno os ha pasado. Si es así, hacérmelo saber para que me quede más tranquilo, porque lo que menos esperaba a estas alturas de partido, es que esto me frenara a la hora de entrenar.