El tema de la larga distancia se nos ha ido de las manos. Y no lo digo por mí, que también. Lo digo sobre todo por la cantidad de carreras que se acumulan en el calendario con el adjetivo ULTRA y que cada vez atraen a más gente a probarse en largas distancias. Y es que casi cada semana podrías participar en una de ellas.
Pero lanzo una pregunta al aire: ¿Estamos realmente preparados para afrontar pruebas de esa envergadura? ¿Nos estamos dejando llevar por una moda a consecuencia de lo que vemos en los «PROS»? Kilian Jornet, Emma Roca, Gerard Morales, Scott Jurek… Todos ellos son participantes de pruebas de esta dureza, pero indudablemente, su genética les permite afrontarlas sin riesgos aparentes (aquí Emma Roca podría dejar su opinión al respecto).
Los corredores de a pie, nos apuntamos a carreras de 28 kilómetros como si fuera un entreno. Corremos maratones de montaña tres o cuatro veces al año. Jugamos con la ventaja de que la recuperación de una carrera por montaña es mucho más llevadera que la de un maratón de asfalto. Por eso la semana siguiente a un maratón de montaña, podemos correr perfectamente otra prueba con un buen número de kilómetros y un buen desnivel positivo.
Pero no todo es lo que sentimos. A nivel muscular es probable que estemos recuperados casi al 100% (tendríamos que verlo…), pero seguro que a niveles más profundos, a nivel molecular o incluso a nivel cardiológico no estamos al 100%. Cansancio, «pájaras», pulsaciones más altas que de costumbre… Y eso contando con una buena forma física. ¿Qué pasaría si no hiciéramos ULTRAS? Absolutamente nada. Pero es que en nuestro entorno o corres más de 60 kilómetros o no eres nadie.
Si hace unos años acababas un maratón, eras el ídolo entre tus amigos. Ahora esos 42 kilómetros no «valen» lo mismo. Si no eres capaz de subir y bajar el Mont-Blanc sin casi material y en menos de 5 horas, como Kilian, eres un mindundi… ¡¡Señores!! Correr 42 kilómetros por montaña o por asfalto, se merece un respeto. Porque hayas acabado la Cursa del Corte Ingles sin caminar, no puedes embarcarte en la aventura del maratón. Y por mucho que diga Calleja, en tres semanas no puedes preparar un maratón. A pesar de todo esto, yo también he sucumbido a la moda de las Ultras. Este año haré la Ultra Pirineu, de 110 kilómetros el próximo mes de septiembre. Eso si antes acabo la Vuelta al Aneto, de 56 kilómetros en el mes de julio y si no voy a Zegama para hacer el maratón… Lo dicho, se nos ha ido de las manos…
Te doy toda la razón. Lo único que toca hacer ahora es saber concenciar a la gente para que lo haga de una manera lógica y siga una progresión adecuada. Hay carreras que ya están tomando medidas, y para inscribirte te piden haber corrido antes una carrera de «X» kms.
seo Letchworth
Reflexión: Si no hago Ultras no soy nadie | SIEMPRE CORRIENDO