Crónica de la Spartan Race Super de Barcelona

300 espartanos luchaban en el 431 a.C. en el Paso de las Termópilas contra el Imperio Persa. Ayer, más de 2.000 aspirantes a espartanos, lo hacían en Suria, en las diferentes tandas de la SPARTAN RACE de BARCELONA en sus dos distancias (tres si tenemos en cuenta la Sprint que se celebraba hoy). En mi caso, llegaba a esta carrera sin ningún tipo de expectativa, pensando que la REEBOK SPARTAN RACE es más marketing que running. Estaba equivocado…

Corríamos en la tanda de las 13:00 horas. Una hora mala. Te levantas a las 9 para desayunar, pero te tienes que desplazar hasta Suria… Quedas a las 10:30 horas para ir, pero ya ni almuerzas… Error… Y lo acabaría pagando en la carrera. Parece mentira que a estas alturas de partido, tenga un error como este. El caso es que entre el escueto desayuno y la falta de almuerzo no tuve bastante «gasolina».

rueda

Las tandas eran de unas 300 personas si no estoy equivocado, que salían cada 15 minutos tras un calentamiento a lo «Croosfit». En cuanto salimos, empezamos a correr a ritmo suave. No hay que quemarse. Son 12 kilómetros y no tenemos ni idea de que desnivel nos vamos a encontrar, pero a lo lejos se ve una subida «interesante» que nos hace ser cautos. De momento nos movemos por un camino que bordea un «corriol» y llega el primer charco. Un poco de tapón porque la gente no quiere mojarse, pero tiro por el medio del charco diciéndoles que no se preocupen, que se van a mojar igual en un momento.

Tras el mini charco, llegamos al primer obstáculo. Una pared de madera típica de cualquier película bélica en la que hay que pasar por encima. Tras este muro, otro por el que tenemos que pasar por debajo. En el primer muro, me quedo corto en el salto y me pego un buen golpe en el tórax, en las costillas. Un buen golpe, que a estas horas del domingo me impide moverme con soltura y que me ha hecho pasar una noche de perros. Y llegamos al primer obstáculo serio de agua… Un «charco» que cubre por la cintura y lo peor no es el agua en si, sino la salida del agujero, ya que resbala tanto que no hay manera de subir sin rebozarse en el barro. Al final, conseguimos salir ya sin saber de que color es la ropa que llevamos.

barro

No enumeraré todos los obstáculos, que según la organización eran 21, pero la verdad es que creo que fueron más, lo mismo que la distancia que recorrimos. Solo diré que tuvimos que cargar troncos, recorrer con ellos unos 200 metros en los que había otro «charquito», luego con sacos… Tenéis que probar lo que es subir unas escaleras con un saco de unos 20 kilos… levantar la pierna se hace complicado. Luego otro «río» que cubre más todavía. También arrastrar neumáticos de tractor unos 20 metros, para después volver a llevarlos al sitio de origen arrastrándolos con una cuerda. O subir por una cuerda para tocar una campana… ¿Recordáis la escalera que teníamos en el colegio en el gimnasio? Pues eso pero metálica y con las manos mojadas.

Pero si hubieron obstáculos que no olvidaré, son los de agua. Troncos y alambres de espino a la altura del agua que tenías que pasar por encima… Y POR DEBAJO!! ¿Os imagináis agua sucia y barro verdad? Pues añadir a la ecuación estiércol… y pensad en lo que sería bucear en ese agua. Pues eso… Una guarrada que aunque parezca mentira, se hizo incluso divertida, por los resbalones, los charcos, el barro y las caídas.

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A mitad de carrera me dio una pájara de las buenas, por la falta de alimento. No es una excusa, pero a pesar de estar jodido, adelantábamos a gente tanto bajando como subiendo, incluso en los obstáculos cargando sacos. Digamos que una gran mayoría de la gente que participaba son asiduos al crossfit, pero no a correr. Eso se notaba y más en los tramos largos en los que se tenía que correr un buen rato. Si a eso le sumas el desnivel, ahí teníamos una ventaja competitiva por correr por montaña.

La SPARTAN RACE ha resultado ser una carrera divertida. Cara en exceso para lo que recibes. No hablo de los regalos (medalla y camiseta de FINISHER), sino de los servicios. Guardarropa, unas duchas teóricas, cronometraje y agua en los cuatro avituallamientos que había en el recorrido. Al final de la carrera agua, una botella de Powerade, una barrita, un par de botellitas de aminoácidos y guaraná y un plátano. Pero recordad que habéis pagado 79,00€ por participar en esta carrera… Y las duchas, pues eso, teóricas. Una tubería horizontal, con multitud de grifos para que la gente se quitara el barro. Pero no para poderse duchar, ya que era al aire libre, y con otras 200 personas intentando quitarse más barro que tu. Algunos valientes se quedaron desnudos del todo para ducharse como si estuvieran en su casa, pero vamos, que no era una zona de duchas como debería haberlo sido.

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Al final posición 497 de 1.881 participantes. 2 horas 24 minutos corriendo, moviendo sacos y troncos, buceando en el barro y haciendo «burpees», cosa que tuve que hacer en los tres obstáculos que no pude pasar: clavar una lanza en una bala de paja, subir la cuerda y tocar la campana y cruzar la escalera… Si me preguntáis si volveré en 2.015, he de decir que no lo se. Los rasguños, los moratones y el dolor de costillas y de antebrazos que tengo mientras escribo estas líneas me dicen que no… Y los 79,00€ de la inscripción… Ya veremos…

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