Os quiero comentar una sensación para que los que no estáis habituados a correr por la noche lo probéis. No estoy hablando de salir a correr por la Diagonal barcelonesa, iluminada con sus farolas y con las luces de los coches que circulan por la calzada. Me refiero a correr por la montaña, de noche, con la única iluminación del frontal que lleves, y de la poca o mucha luz que os aporte la luna, según en que fase se encuentre.
Para empezar, os diré que es algo inigualable. En un inicio pensareis que es un agobio correr tan a oscuras. Que se os hace más largo el camino. Que es más peligroso… Tal vez sí. De noche tenéis que ir más pendientes de donde ponéis lo pies. Tenéis que estar atentos a esas piedras sueltas, a esas rieras formadas por la lluvia o a las raíces de los árboles que aparecen de la nada y que parece que se esconden tras algunas hojas de hierba esperando a que cualquier runner tropiece y se deje los dientes en el suelo. Pero no todo es peligro y cosas negativas.
Correr de noche te aporta unas sensaciones que no encontraras corriendo de día. Tus sentidos se agudizan. Tal vez el primer día no lo notes, pero tu tiempo de reacción se disminuye, ayudándote a pensar en milésimas de segundo donde debes poner ese pie para no acabar rebozándote cual croqueta. Hazte a la idea de que no correrás tan rápido, pero si correrás más libre. Si corres solo incluso tendrás una sensación de miedo, de soledad, de “¿Quién anda ahí?”… Si corres en grupo pierdes un poco esas sensaciones, pero cuando te gires a ver si estáis todos, y veas la imagen de una serie de frontales en fila, como si de una cola de mineros se tratara, verás una de las imágenes más bonitas que te ofrece correr de noche en grupo.
Tus pies sienten más las piedras y las imperfecciones del camino. Si corres sin música, tus oídos buscan cualquier sonido por ínfimo que sea, acompañados de un giro de cabeza para ver que ha provocado ese sonido. Tu vista se adapta rápido a la cantidad de luz que ofrezca tu frontal. Si corres con luna llena, haz la prueba y apágalo un momento. Verás que esa sensación aumenta.
Además, de noche normalmente no tendrás tanto calor, aunque parece que este año el calor no nos dejará en todo el invierno… Eso sí, en sitios como Barcelona notarás que la humedad aumenta. La teoría nos dice que en adelante correremos con frío… pero solo es una teoría.
Pruébalo. Corre de noche. Si eres de Barcelona o alrededores, nosotros cada semana hacemos una salida desde Esplugues (Pza. Mireia) (Kilómetro 9 de la Ctra. De Les Aigues) de unos 10 o 12 kilómetros. Vente y siente el running en su estado más salvaje.