Este fin de semana ha sido en lo deportivo, un gran fin de semana. No porque haya participado en ninguna prueba, pero si por lo que ha significado el entreno que he hecho. Sobre todo el de hoy.
Ayer hicimos el entrenamiento con la gente de INTEMPERIE, que eran 15 kilómetros por Collserola de trail running, por una zona que normalmente no frecuentamos. Desde la Ctra. de la Arrabassada hasta Sant Cugat y vuelta al inicio. La ida todo pista, y la vuelta más o menos desde la mitad por corriol. Fuimos unas 20 personas, casi todas con un nivel similar, a excepción de varios cracks, uno de ellos finisher la pasada semana en Cavalls del Vent.

Al acabar el recorrido avituallamiento con Agua, Coca-Cola, plátanos, frutos secos, etc… Vamos, que genial de organización. Esta gente de Intemperie son unos cracks.
Lo de hoy era una locura desde el inicio. No por lo que era en si el entreno, sino por la experiencia que tenemos en este deporte. Tocaba salida en bici. Bici de carretera para más información. Casi sin querer se nos ocurrió que por que no hacer una salida hasta el Monasterio de Montserrat, subiendo por la carretera de Monistrol… En total unos 90 kilómetros con unos +1.300 metros de desnivel. Un recorrido normal para alguien con algunos kilómetros en las piernas. Pero no es nuestro caso…
Para Pere era su segunda salida en bici de carretera. Y la primera con desnivel. Yo he salido alguna vez más, pero muy poco desnivel hasta hoy. Los primeros kilómetros son de bajada y llanos, hasta llegar al kilómetro 30 aproximadamente. Unos 6 kilómetros mas de «falso llano» con alguna subida y bajada insignificante hasta llegar al cruce de Monistrol. A partir de ese momento un verdadero infierno. La subida no da tregua. Son todo curvas en zigzag, sin descanso alguno durante los casi 10 kilómetros que tiene ese tramo. El sol calentaba que da gusto… y eso que según la previsión iba a estar nublado… A pocos kilómetros de llegar, hemos estado a punto de darnos la vuelta… pero ha sido una idea pasajera…
Para rematar la subida, la caravana de coches y autocares que se forma en la entrada del parking del monasterio, nos ha hecho tener que hacer equilibrios para subir entre coches. Casi dos kilómetros de slalom entre vehículos y gente andando.

La vuelta brutal… no por el desnivel, pero si por el cansancio acumulado de la subida de la ida. Ni el bocadillo con la Coca-Cola del almuerzo, ni los geles nos han dejado mantener un ritmo adecuado. Nos han adelantado unos ciclistas que nos han quitado las pegatinas… Y como habéis leído antes, los primeros kilómetros eran bajada… lo que hacía que los últimos kilómetros fueran de subida… y las piernas no estaban para mucha guerra.
En cualquier caso, hemos llegado de nuevo al punto de inicio, contentos por la gesta que representa para nosotros, y deseando que llegue el momento de hacer otra salida.
La vida se basa en grandes momentos con la gente que quieres y que te hace sentir bien. Yo este fin de semana, he hecho lo que más me gusta, con la gente con la que más me gusta hacerlo. No estábamos todos, pero hay muchos fines de semana por delante.