¿Recuerdas la primera vez que saliste a correr? Me refiero a la primera vez que saliste a correr como algo meditado y a propósito. Es decir, que dijiste «voy a empezar a correr, o al menos voy a probarlo». Yo lo recuerdo perfectamente. No es cuando salía con unos amigos y corríamos unos 5 kilómetros… Creo que debía tener unos 19 años. Duró poco, a lo sumo unas 3 o 4 veces. Tampoco fue en «la Mili» (sí…, hice el servicio militar obligatorio), cuando un compañero me engaño para dar la vuelta a la base. Fueron unos 9 kilómetros y no volví a repetir en los 9 meses que estuve en el cuartel. Ni cuando unos «amigos» me apuntaron a la Cursa El Corte Inglés. Debía correr el año 2000 más o menos. Me lo dijeron la noche de antes a las 2 de la mañana…
Pero cuando empecé de verdad a correr fue en 2006. Por aquel entonces no habían «relojes inteligentes»… Si llevabas pulsómetro ya era mucho. Nike lanzó junto a Apple su linea NIKE+, un sensor tipo podómetro que se conectaba al iPod y mediante un sensor entre la suela de la zapatilla y la plantilla, contaba los pasos y media la distancia recorrida. Después llegaron los relojes con GPS y los móviles con APPs para correr…
Tras este pequeño paseo por la historia, entro en materia. Lo que os quería explicar es esa primera vez. La primera vez que sales a correr y no te sientes bien. Te cansas más de la cuenta, tus piernas no van, tu corazón se pregunta por qué le haces eso y tus pulmones se quieren salir de tu cuerpo. Pero con algún que otro CA-CO (caminar-correr) acabas tus 30 minutos y te sientes como si hubieses conquistado Esparta.
Pero a la mañana siguiente te esfuerzas por recordar cuando te atropelló un camión, porque esos dolores en todo el cuerpo deben ser por un atropello, seguro. De todas formas, mentalmente te sientes bien. Ya veremos mañana (el segundo día las agujetas son muerte).
Pues ahora pasa un poco lo mismo, sin ser tan exagerado. Llevamos 50 días sin correr, moviéndonos poco o nada. Con suerte haciendo algo de bici y los más privilegiados, pudiendo correr en una cinta en casa. Las sensaciones los primeros días serán malas. Nuestro cerebro recuerda los ritmos y las sensaciones de cuando paramos en seco. Pero ahora las cosas han cambiado… Eso de que el cuerpo tiene memoria es relativo, como comprobareis todos estos días. No os desaniméis ni tiréis la toalla. En cuatro días veréis que esas sensaciones mejoran y mucho.