La eDreams Mitja Marató de Barcelona 2020 no defraudó. Mi primera participación en esta carrera (3 veces me he inscrito y este año es la primera vez que puedo correr), se ha saldado con un tiempo muy discreto, tirando a malo, pero eso no ha sido algo inesperado. De hecho lo tenía claro. Tal vez me han sobrado unos minutos, pero estaba dentro de lo previsto.
Salir acompañado de tres liebres como Mireya, Jose y Enric me daba un puntito de seguridad, aunque tengo que decir que estuve nervioso el sábado. Demasiado tiempo sin correr tanto. Pocas tiradas largas en las últimas semanas, y menos en las anteriores… Así que los 21 kilómetros se me presentaban épicos ya antes de la salida. Pero sabía que mis liebres no me iban a fallar.

La estrategia de carrera era conservadora. Empezar por encima del tiempo en los primeros kilómetros, ir a ritmo de carrera hasta el 18 y a partir de ahí, tirar con lo que quedase dentro. Pero la marabunta de corredores, el “efecto dorsal”, lo fresco que vas al empezar y la euforia te hacen ir algo más rápido de lo previsto. Y en esos caso, el Paralelo no perdona. Si no pierdes tiempo en el Paralelo, lo perderás después cuando tengas que «pasar cuentas” con la carrera en los kilómetros finales. Son matemáticas. Cuanto más te pases, más lo pagarás.
Con todo y con eso, llegamos al avituallamiento del km 5 con un pequeño margen. Traguitos de agua sin parar y un gel ya en el kilómetro 7, antes de volver a pasar junto a Arc de Triomf. Así afrontamos la larga recta de la calle Pallars, la Llacuna y la calle Perú. Ahora, con 12 kilómetros en las piernas, viene la parte “complicada”. No por la semi bajada de Rambla Prim, sino porque a continuación, vienen los 3 kilómetros de ida y vuelta de Diagonal… Mira que llega a ser traicionero este tramo… Aunque tengo que decir que no se me hizo tan pesado como en el maratón. Si bien no llegas a Diagonal con el mismo peso de los kilómetros, esta vez lo “gestioné” evitando mirar al otro lado. Visión túnel hasta el giro en la calle Espronceda.

A estas alturas, mis liebres ya no lo eran… Una se había escapado calle abajo en Rambla Prim… ¡¡Adiós Jose!! La otra, creo que se quedó atrás en el avituallamiento del kilómetro 10, aunque no podría asegurarlo. Tal vez fue después. El caso es que en Diagonal ya no venía con nosotros. Y como por arte de magia, en el kilómetro 16 (creo) mis piernas dijeron “hasta aquí”. Según Mire coincidió con el adelantamiento de las liebres de 1h55, pero personalmente creo que no me afectó. Tenía claro que iba a pasar, así que simplemente, fue un bajón por falta de entreno.

Y aquí empezó el suplicio. Mi cabeza quería seguir a ritmos de 5:30-5:40 pero mis piernas solo lo conseguían durante unos pocos segundos. Mire miraba atrás todo el rato, dándome ánimos e intentando que no me parase a caminar. Del 16 al 20 tiró de mí, como siempre. 6:00, 6:07, 5:59… Imposible ir más rápido. Pero en el último kilómetro, del 20 al 21, ya fuese por orgullo o por un último intento de bajar de las 2 horas, conseguí volver a trotar, que no correr, a 5:43.

Lástima que la meta estuviese tan lejos… En mi GPS salieron 21,5 kilómetros, con lo que esos 400 metros de más, sumaron unos 2 minutos al crono. Aún así, contento con la gestión de la crisis esos 4 kilómetros fatídicos, siempre agradeciéndoselo a mi liebre favorita, que no sé si querrá volver a vivir la experiencia… La liebre rápida (Jose) acabó en 1h55, y la liebre perdida (Enric) en 2h07.
Inyección de motivación de cara a Cadaqués Trail Experience (27kms con +740m de desnivel positivo) de finales de marzo. Toca apretar los dientes y entrenar por montaña!!! ¡¡Felicidades a todos los que ayer consiguieron ser finishers!!