«El elogio debilita. Es el lema que me he puesto. Además, mi mujer me pone en mi sitio». Con esta contundente frase, el entrenador del F.C. Barcelona, Luis Enrique, dejaba claro ayer sábado que lo que necesita para motivarse no son elogios precisamente. Y esto lo podemos traspasar al running, o a cualquier deporte en general. Mientras los resultados no salen, mientras lo único que recibimos son críticas o mientras no estamos contentos con nuestra forma física, nos esforzamos más. Si empezamos a recibir alabanzas sobre nuestros entrenamientos, nuestros resultados o nuestra capacidad, bajamos la guardia.
Está claro que a todo el mundo no le afecta por igual. Hay gente “seleccionada” genéticamente para estar arriba, que añadiendo una buena dosis de esfuerzo y constancia, hacen que los resultados salgan. ¿Qué pasaría si la genética no acompañara? ¿O qué pasaría si fuera la constancia la que no estuviera en el ecuación? Pues casi con total seguridad, que no tendrían esos resultados. Dos ejemplos muy claros: Jordi Matos y Nuria Sbert. Sacrificio, pasión, constancia… que les han llevado esta misma mañana al pódium del Extreme Man de Menorca. Ya puedo entrenar yo como ellos, que seguro que no hago pódium…
Pero vayamos más allá. ¿Qué sucede cuando alguien dice que “no podremos hacerlo”? Seguramente cada uno tiene sus objetivos, sus motivaciones y sus ideas, pero lo que es seguro es que cuando alguien nos reta, aun haciéndolo indirectamente, nos motiva. Las críticas, si son constructivas, nos ayudan a modificar hábitos, rutinas, etc… pero ¿y las críticas no constructivas? Esas hacen que una luz de alerta se encienda en nuestra cabeza y que genera la adrenalina suficiente para alcanzar esa meta que hasta ese momento nos parecía imposible.

En ocasiones somos nosotros mismos los que nos presionamos con los resultados o con los objetivos. Eso no es malo, siempre que no se nos vaya de las manos. Yo quiero bajar de 4 horas en maratón (asequible a priori, aunque es por ahora mi espina clavada), pero por mucho que me digan y me motiven tanto desde fuera como yo mismo, para bajar de 3 horas 30 minutos, será muy complicado que logre mi objetivo. ¿Qué sentido tiene entrenar 3 meses para bajar de 3 horas 30 minutos sufriendo lo indecible en esos entrenamientos, ya que no los vas a hacer a tu ritmo? No vas a disfrutar del entreno, ni del deporte que más te gusta y probablemente lo único que consigas sea lesionarte. Te quemarás y llegarás al día de la carrera odiándola antes de tomar la salida. Eso no es bueno.
Disfruta del deporte que más te gusta. Ponte objetivos alcanzables. Escucha las críticas para darte ese empujón que necesitas. Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte. No seas tú mismo el que te debilite, ni dejes que nadie lo haga. Como dice el anuncio de Aquarius, piensa que “el ser humano, es extraordinario” y seguro que tú mismo te sorprenderás de lo que eres capaz de hacer, pero siempre con cabeza.