¿Correr por la mañana o por la tarde? ¿Qué es mejor para nuestro rendimiento y nuestra salud? Esta es una pregunta que muchos corredores se hacen, y la respuesta no es tan sencilla como parece. Hay varios factores que influyen en la elección del mejor momento para entrenar, como el ritmo circadiano, el clima, la alimentación, el sueño y la disponibilidad de cada uno. Veamos algunos pros y contras de cada opción.

Correr por la mañana tiene la ventaja de que nos permite empezar el día con energía, oxigenar nuestro cuerpo y acelerar nuestro metabolismo. Además, si entrenamos a primera hora, evitamos posibles imprevistos que nos impidan hacerlo más tarde, y también las altas temperaturas del verano. También puede mejorar nuestra concentración, reducir nuestra tensión arterial y favorecer nuestro patrón de sueño.

Sin embargo, correr por la mañana también tiene sus inconvenientes. Nuestro cuerpo está más frío y rígido después de dormir, lo que puede aumentar el riesgo de lesiones si no calentamos bien. También podemos sentirnos más cansados o débiles si no hemos desayunado lo suficiente o si hemos dormido mal. Además, puede limitar el tiempo que tenemos para entrenar, sobre todo si tenemos que ir a trabajar o estudiar después. Cuántas veces me habré puesto el despertador 1 hora antes de lo normal diciendome que mañana sí saldré a correr y nada… postponer alarma…

Correr por la tarde o por la noche tiene el beneficio de que nuestro cuerpo está más activo y preparado para el ejercicio. Nuestros músculos están más flexibles, nuestra temperatura corporal es más alta y nuestra coordinación es mejor. Esto puede favorecer el entrenamiento de la resistencia anaeróbica, la fuerza y la velocidad. Correr por la tarde o por la noche también puede ayudarnos a liberar el estrés del día, a relajarnos y a dormir mejor.

Igualmente, correr por la tarde o por la noche también tiene sus desventajas. Podemos encontrarnos con problemas de agenda que nos impidan entrenar, o con falta de motivación después de una jornada agotadora. O tal vez es el único momento de calma para estar con la familia. Por otro lado, también podemos tener dificultades para digerir la comida si hemos comido mucho o muy tarde, o para conciliar el sueño si hemos corrido muy cerca de la hora de acostarnos.

En conclusión, no hay un momento ideal para correr que se adapte a TODOS los corredores. Lo importante es elegir el que mejor nos venga según nuestras circunstancias y objetivos, y aprovechar al máximo cada entreno. Lo que sí es seguro es que correr, sea cuando sea, nos aporta muchos beneficios físicos y mentales. 😉

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