Salir a correr cuando hace un solazo que carga las pilas es fácil, pero cuando las nubes amenazan con que vaya a caer un diluvio, la cosa cambia. De repente, el sofá parece más cómodo y la idea de mojarse hasta los calcetines no suena tan divertida. Pero aquí viene el secreto: correr bajo la lluvia no solo es posible, sino que puede ser una experiencia increíble (si lo haces bien).
Primero, la ropa. No hay que vestirse como si fueras a una expedición al Everest, pero sí conviene llevar prendas transpirables que no absorban toda el agua como una esponja. Una gorra con visera también ayuda a que la lluvia no te caiga directamente en los ojos (sobre todo si llevas gafas) y te haga correr como si estuvieras en una escena de película dramática.
Luego las zapas. Aquí no hay milagros, te vas a mojar los pies sí o sí. Sin embargo, unas zapatillas con buen agarre pueden evitar que termines resbalando y protagonizando un momento digno de viralizarse en internet. Si la lluvia es fuerte, intenta evitar charcos gigantes; no porque te vayas a mojar más (eso ya está garantizado), sino porque podrías pisar un bache inesperado.

En cuanto al ritmo, es buena idea adaptar la velocidad. Las superficies mojadas pueden ser traicioneras, así que mejor mantener un paso controlado y evitar cambios de dirección demasiado bruscos. Y sí, la lluvia te va a empapar, pero una vez aceptas eso, todo es más fácil.
Todavía recuerdo una salida un sábado a media tarde por el camino de la playa de El Prat. Al salir de casa no llovía nada. Ir y volver son 10 kms para aquellos que no conoceis la zona. En el kilómetro 8 hay una pasarela de piedra que se extiende haciendo un poco de zig-zag durante 1,5 kilómetros aprox. Cuando ya volvía, sobre el kilómetro 6 aproximadamente, tuve la sensación de cruzar una cascada. Era como una cortina de agua. A partir de ese momento, el diluvio. Me resguarde bajo unas palmeras que hay en uno de los miradores para hacer fotos a los aviones, pero vi que me estaba mojando igual. Seguí hasta un lavabo que hay sobre el kilómetro 7-8 y ya había otros 4 runners dentro, esperando a que aflojase un poco.
Al final, correr bajo la lluvia tiene su encanto. Es refrescante, rompe la monotonía y te hace sentir un poco más épico (muy épico para ser exactos). Por montaña ni te cuento… Ahí sí que puede ser épico de verdad… Eso sí, el barro será tu compañero. Así que la próxima vez que veas nubes grises en el horizonte, en lugar de rendirte, ponle buena cara al mal tiempo y disfruta del chaparrón.

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